Esta comunidad de vecinos debía resolver la inestabilidad del talud junto a la zona de la piscina. 60 m de largo por casi 9 de alto. Tenían ya una solución con ingeniería convencional, pero, ¿quién quiere cambiar un talud lleno de vegetación por un muro?

Nos localizaron buscando alternativas, y la solución con bioingeniería logró, no sólo conservar el verdor, si no reducir los costes de ejecución a menos de la mitad, al sustituir el hormigón y el acero por materiales más humildes. En el camino tuvimos que convencer a vecinos y ayuntamiento, ¡pero el resultado es espectacular!

Usamos este proyecto, del que teníamos la solución con ingeniería convencional y la debioingeniería, para desarrollar la ponencia Beneficios del uso de la bioingeniería del paisaje respecto a soluciones de ingeniería convencionales, y su relación con el cambio climático, en la estabilización de taludes, que presentamos en Barcelona en las jornadas internacionales MUSLOC 2019. Las conclusiones son interesantísimas: la misma obra resuelta con bioingeniería no sólo tiene una huella de carbono mucho menor que si se hubiese hecho con hormigón, si no que compensa las emisiones de su ejecución en un plazo de pocos años.